Eran las afueras de San Pedro.
Yo estaba sentada en medio de árboles, hierbas y a los pies de una gran maestra.
Fue entonces cuando pro primera vez vi las luciernagas.
Fue tanta mi emoción que se transformó en un gran susto para aquellos que estaban a mi rededor.
Yo no podía dejar de verlas... era la luz, era el vayven, era saber que estaba ahí escuchando y viendo cosas increibles para mi.
Ahora sé que prenden las luciernagas hembras su luz en las noches para atraer a los machos que vuelan por encima de ellas, atenos estos a la señal de la reproducción.
Si algo les molesta o se sienten amenazadas, apagan su luz inmediatamente.
Eso es biolumiscencia.
4 comentarios:
Ay!
de veras que tu eres bioluminiscencia con estos posts!
que hermoso!
abrazos y felicidades tardías.
felicidades!!! te mando un abrazote como el que me diste en mi cumple , Todo un momento mágico
El que acabo de leer
gatiiiito!!!!
gracias gracias....
anónimo hay que darnos más abrazos.
jiji
me sonrrojo!!!
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