Hace unas semanas me encontré con un hermoso anillo de oro blanco con un hermoso diamante, (todo esto de tamaños delicados y adecuados para una persona como yo) que tenía arrumbado por temor, por todo lo que significaba.
Cuando menos me dí cuenta me abrí a la posibilidad de volverlo a usar y dejar temores, residuos e historias que dolían y dentro de mí escuché…
Yo Natalia, te recibo como mi legitima compañera, para tenerte y cuidarte por el resto de mi vida, en lo bueno en lo malo, en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad, para amarte, protegerte y obedecerte hasta que la muerte nos separe y nos vuelva unir y te prometo ser fiel todos los días de la eternidad.
Me declaro la natalia trejo como una misma y lo que una misma ha unido, no lo separe el hombre.
Puede aceptarse.
Es un gozo presentarles a la Natalia
Así debe ser el amor por uno mismo.
martes, noviembre 02, 2004
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2 comentarios:
Invitanos a la boda, mujer. Eso de los matrimonios del mismo sexo es algo nuevo por acá, pero los matriomonios de a uno sí que son vanguardia. Felicidades!
Este es un post muy bello. Anoche lo comentamos las amigas y yo, es muy bello y muy valiente. Muy bello y muy revelador. Muy bello y muy bello. Vamos, Nena, todo saldrá bien.
(sólo por las dudas: no has tirado el ramo, verdad?)
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